viernes, 26 de junio de 2009

CRÍTICA: Tres dies amb la família

tres dia con la familia eduard fernández mar coll catalán festival de málagaAnoche estuvimos en un pase exclusivo para el preestreno de “Tres dies amb la familia” (Tres días con la familia), la ópera prima de Mar Coll, que tuvo lugar en los cines Princesa de la Plaza de los Cubos. Allí estaban la directora, el responsable de la distribuidora Escándalo Films (muy orgulloso de presentar la película, animándonos a recomendarla tanto a nuestros mejores amigos como a nuestros peores enemigos), y casi todo el reparto, digo casi pues el elenco de esta película es grandísimo, aunque la trama se centra en cinco o seis personajes, y de ellos fueron todos a presentarnos la película. Eduard Fernández tuvo unas palabras expresando su agradecimiento, y la directora, escueta, también dio las gracias a la buena acogida del film.

No en vano, “Tres dies amb la familia” se llevó al agua parte del gato, pero parte muy importante, en el último festival de Málaga, con premios a la mejor dirección, mejor actor (Eduard Fernández) y mejor actriz (Nausicaa Bonnín). Fernández como siempre genial, con un papel a su medida, compone un personaje lleno de silencios y de secretos, pero es Nausicaa la gran revelación en pantalla. Bonnín, muy popular en Cataluña gracias a la a serie de TV3 “El cor de la ciutat”, ha dado el salto al cine con esta película, y despliega un inusual torrente de maneras interpretativas a flor de piel.

“Tres dies amb la familia” viene a demostrar que el cine español no está en tan bajas horas como se pretende, y, entroncando con la notable “La vergüenza”, hace que vuelva a tener fe en el cine español más allá de los convencionales Almodóvar, Garci, Amenábar, dejando paso a nuevos directores que saben lo que están haciendo, que no escogen la vía fácil de la publicidad panfletaria de algunas películas de viejos para jóvenes (veánse, o mejor no, “Mentiras y Gordas”, “Fuga de Cerebros”, etc…) que no hacen más que empeorar la visión que nosotros mismos tenemos para con el cine de nuestro país, y que tan sólo sirven para que unos pocos se beneficien de la taquilla mientras la porción de queso se va haciendo más pequeña para los que realmente ven en el cine un arte y no una quiniela de suerte finisecular.

Mar Coll desengrana esos lazos invisibles que se tejen en las familias convencionales, sin caer en tópicos (algunos no los puede evitar a la hora de rodar, como planos demasiado estáticos, pero totalmente equiparable a la inocencia que la edad le confiere ante la cámara), y con una composición de personajes realmente envidiable, donde ningún comportamiento ni es gratuito ni se sale de tono.

He de reconocer que fue un gustazo poder disfrutar de esta película en versión original, pues a parte de las películas de Cesc Gay o de Ventura Pons, tengo que decir, un poco avergonzado, que pocas veces he visto una película en catalán. Además, me estoy dando cuenta de lo que me gusta escucharlo, el catalán en pantalla grande queda extremadamente poético, tal y como me pasa con el francés. Al fin y al cabo, “Tres dies amb la familia” es cine español algo afrancesado en su tempo narrativo (recuérdese “Dejad de quererme” de Jean Becker), que no escapa de la frialdad idiosincrásica de los momentos más dramáticos pero sin sorpresa final, es más sin final alguno, algo que también se agradece pues al acabar la película tienes la sensación de haber asistido en plan voyeur al pedacito de vida de una familia corriente, una de tantas.

LO MEJOR
- La relación entre Eduard Fernández y Philippine Leroy-Beaulieu. Las últimas palabras de ésta son impagables.
- La última comida, ya en la casa del abuelo muerto, donde Léa (Naussica Bonnín), se derrumba, llora y es capaz de reír a la par.
- Un par de planos subjetivos (y hasta sugestivos) técnicamente perfectos, que exploran las sensaciones que el recuerdo deja en nuestro córtex cerebral.
- El ritmo, la composición de los personajes (no todos se nos explican, pero ni falta que hace, son parte de la familia, que es lo que interesa).
- Su triunfo en el festival de Málaga.

LO PEOR
- La música. En este tipo de películas la verdad es que casi no hace falta, pero es que demasiado escasa, y la poca que hay tira de la actual manía de reversionar clásicos españoles de los años 70 y 80, en este caso “Un ramito de violetas”. Para eso ya tenemos los horribles spots publicitarios, que recurren a lo mismo evidenciando la falta de originalidad de la publicidad en España.
- El personaje del hermano millonario, ejecutivo y superpudiente no funciona.
- Que la promoción de esta película está siendo escasa, casi nula, pero ya sabemos que es lo que prima. La calidad, lamentablemente, cuesta encontrarla, es dura de pelar.

NOTA: 8,5 / 10

2 comentarios:

amalia dijo...

Yo la ví ayer y me encantó!! sobretodo el papel de la prota con la que me siento super identificada… y bien por las pelis que se pueden ver en original, que a veces parece que para verlas en original tienen que ser suecas o japos… con lo bonito que suenan el catalán, el galego y el euskera…

Rogelio dijo...

Tienes razón, me gustó mucho poder verla en catalán, menos mal que en Madrid hay mucha oferta de cine en versión original subtitulada. En otros países las películas sólo se pasan en VOS, y el doblaje es algo ya obsoleto.

Es un tema que trae controversia, recuerdo un artículo en el editorial de algun número pasado de la Fotogramas donde se habla del tema y la verdad, desde mi punto de vista el futuro del cine pasa por ir dejando atrás el doblaje, que no permite disfrutar por completo de las películas en idioma extranjero. La VOS no debería ser un privilegio sólo para aquellas que vivimos en grandes urbes.

Un saludo Amalia, y gracias por pasarte.