sábado, 7 de junio de 2008

CRITICA: Antes que el Diablo sepa que has muerto

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Lumet no vuelve a arriesgar pero sí que retoma su gusto por la doble moral, esa que ya fascinó en “Network, un mundo implacable”. En este caso, el peso no recae sobre una Dunaway sedienta de éxito y poder sino sobre una familia bien asentada de Westchester (Nueva York). No, no voy a desvelar cuál es esta doble moral de la que hablo pero sí voy a lanzar una pregunta que, si bien puede ser tramposa, tampoco desvelará nada de la trama, y ésta es: ¿hasta qué punto estarías dispuesto a perdonar?.

Repasemos la filmografía más destacada del autor:

1957 – Doce hombres sin piedad
1964 – El prestamista
1973 – Serpico
1974 – Asesinato en el Orient Express. Oscar (actriz secundaria -Ingrid Bergman-) y 6 nominaciones (guión adaptado, actor principal -Finney-, actriz secundaria, fotografía, vestuario, música drama).
1975 – Tarde de Perros. 1 Oscar: mejor guión original
1976 – Network, un mundo implacable. 4 Oscar mejor actor (Peter Finch), actriz (Faye Dunaway), actriz secundaria (Beatrice Straight), guión original

Como pueden ver sus mejores obras versan de antes de los años 80, más tarde decayó, empezando por la, según dicen, inverosímil “El mago” (la idea de juntar a Diana Ross y Michael Jackson digamos que no fue muy afortunada). Menos mal que ha vuelto y de qué manera.

Esta vez, en “Antes que el diablo sepa que has muerto” (si quieren saber el por qué del título habrán de visionar la película), hace un espléndido retrato de familia, salpicado de sangre, venganza y en cierto modo pasión, pues amor exactamente no es lo que se muestra, es la capa que se pueda ver por encima. Los personajes, ricos en su definición, abarcan todos los registros posibles que el guión les concibe: Ethan Hawke, el hermano menor mimado en su niñez e incapaz de sostener su vida, separado y con una hija que alimentar; P. S. Hoffman, un rico hombre de negocios, adicto a la heroína y casado con Marisa Tomei, lo más parecido a una mujer florero, que se exhibe ante los dos hermanos buscando cariño; Albert Finney, el padre de los dos descarriados, amargado por la vida y tocado por el daño colateral de la muerte. Todos ellos bordan sus personajes, todos actúan increíblemente bien, con el tono acertado, desde la sobriedad y sabiendo cual debe ser su posición en cada momento.

La vida se hace difícil cuando el dinero se entromete, rabia por dentro de las venas y mueve las almas a que hagan cosas inciertas, macabras, y para colmo, cosas que arremetan contra la sagrada institución de la familia. Como se dice en algún momento de la película: “El mundo es un lugar malvado. Algunos hacen dinero con ello y el resto son aniquilados”.


LO MEJOR DE LA PELÍCULA
- La secuencia inicial del robo con la que arranca la película, raíz de todos los males, de prodigioso montaje.
- Todas las apariciones de Tomei, robando los planos, incluso al mismísimo Hoffman.
- El final, digno de estudios posteriores. ¿Hasta dónde puede llegar alguien para sanar su dolor? Impresionante. Un final que no te dejará indiferente…¿recuerdan el final de la insoportable “La extraña que hay en ti”. Pues más de lo mismo, pero con estilo y con sentido.
- P. Seymour Hoffman, sin cesuras, campando a sus anchas. Seguro que Lumet le dio carta blanca.


LO PEOR DE LA PELÍCULA
- La banda sonora es bastante buena, pero se nota repetitiva y a veces cansina. A veces sentí estar escuchando la banda sonora de “Crash” (la sobrevalorada película de Haggis).
- Que los puritanos saldrán escandalizados del cine. Señores, abran los ojos, la realidad del ser humano a veces puede llegar a ser muy retorcida.

NOTA: 9

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