viernes, 28 de mayo de 2010

CRÍTICA: 80 egunean

80 egunean en 80 días Itziar Aizpuru No es fácil lanzarse a realizar una película como la que firman Jose Mari Goenaga y Jon Garaño, porque se adentra en el poco transitado mundo de la homosexualidad rozando la tercera edad, y porque además está rodada íntegramente en euskera, cortando de cuajo así su ya limitada carrera comercial.

La semana pasada echamos mano de la cartelera para ver qué había de interesante, y me sorprendió ver un título desconocido, quiero decir, del que no había oído hablar demasiado estos últimos días; quizá una pequeña referencia en la revista Fotogramas. Y no sé, como me encantan estas pequeñas sorpresas, como cuando uno se compra un disco tan sólo por su portada o por el título de las canciones, leí un poco sobre ella, no mucho. Resultó que hablaba sobre lesbianismo en la tercera edad. Ya de por sí, esto me resulta interesantísimo; el poder darle otra vuelta de tuerca al asunto y encontrarme con una historia fuera de todo convencionalismo (nada de descubrimiento de la homosexualidad en la preadolescencia) se me antojó una buena oportunidad para poder adelantarme al futuro.
Además, "80 egunean", tenía otro punto a favor: iba a ser la primera película que iba a ver en Euskera, después de que "VOS", de Cesc Gay, o el "Babel" español (aunque tan sólo sea por la mezcla de lenguas), me dejara con la miel en la boca. Y he de reconocer que al salir del cine fue quizá la primera vez que eché de menos, un poquito, el doblaje... Lo siento, no me gusta el Euskera; sí que me atrae como lengua primitiva e independiente del resto, pero en cine no me parace nada poético, me resulta demasiado distante; seguramente, si viese alguna más en Euskera me acabaría gustando, todo es acostumbrarse.

Vayamos al asunto: "80 egunean", no huye de los convencionalismos (Maite, lesbiana atea y activa arremete contra el pasado para recuperar el amor de Axun, mujer de sesenta y tantos, tradicional, beata y (felizmente?) casada con un hombre que antes era más guapo), pero en ocasiones, en algunas escenas antológicas, va más allá, pues nos cuela miles de matices que a pocos seguramente vayan a llegar. Ahí está por ejemplo, la magnífica secuencia del primer contacto (después de 50 años) en la islica de Donostia, el contacto con la persona que, a Axun, la hace sentir ella misma; también la sutileza con la que se nos deja adivinar la opción lésbica de la hija de Axun (un sóla frase al final de la película basta para que el espectador homosexual pueda identificarse con su mismo pasado).
A esta formidable película, que va emocionando contenidamente conforme ve pasar sus minutos y que tiene su punto fuerte en la frescura y naturalidad de las interpretaciones de las dos protagonistas (un aplauso ya para Itziar Aizpuru, que consiguió ponerme los pelos de punta), hay que ponerle algunas pegas, una de ellas es que la cinta adolece de cierta pasión en su punto álgido, en la intimidad de la casa de Maite, aunque tampoco es que se deba pedir más anticomercialidad a una cinta que por ella misma ya lo es.
Para acabar, esta mañana me he dado cuenta al consultar la cartelera de los cines Renoir de Madrid, que aún va a durar una semana más! eso sí, han reducido sus pases de cuatro a dos. De todos modos, es un logro y una buena oportunidad para acercarse a ver esta increíble película, no porque sea buena, sino nunca creería poder verla en cines; y no creo que pase igual con "Ander" de Roberto Castón, otra película vasca del años pasado sobre la homosexualidad adulta que pinta interesantísima y tendré que ver por otros medios.

Nota: 7.5

1 comentario:

Anónimo dijo...

dentro de poco las pelis de verdad se proyectaran a sotanos..