sábado, 17 de octubre de 2009

MIS PROBLEMillas CON AMENÁBAR

"Vaya, vaya, no me lo puedo creer" fue lo primero que pensé cuando un día después de salir a la venta el prometedor comic "Mis problemas con Amenábar" que Jordi Costa ha escrito en colaboración con el dibujante Darío Adanti, ya se había agotado. Reconozco que tampoco simpatizo mucho con las críticas a las que Jordi Costa viene acostumbrándome en la revista Fotogramas, pero no por eso dejo de leerlas, me parece un todo constructivo para ir educando las partes que me quedan por aprender del cine a base de saber entender todo tipo de opiniones adversas, vamos, para no aburrirme delante de mi propia cortina de humo.

El caso es que, a mi tampoco (el cine de) Amenábar me cae bien, y por fin tengo en esto un punto en común con Costa, aunque no llegue a considerarlo como el "Anticristo del cine y el 11-S del arte" como llegó a asegurar éste el pasado 6 de octubre en el café la Palma de Madrid (me perdí la presentación del libro, pero no el boom mediático entre los críticos en que degeneraron las declaraciones al día siguiente). No, no me cae bien desde "Mar Adentro". Ese año, justo dos días después de acudir al cine, y salir engañado y pisoteado (no hay nada que me guste menos que me digan como tengo que pensar: adoro el cine equitativo, que da a cada uno lo que se merece, pero no consiento un cine que se toma la justicia por su mano), escribí un artículo para la página http://www.actualcine.com/ que lleva mi amigo Oscar (aquí el artículo) en que describía mi malestar por la película (y pensar que luego ganaría el Oscar,... aquí justamente empezé a dudar de la gracia de estos singulares y oportunos premios).

Con Ágora, tampoco ha conseguido que vuelva a confiar en el talentoso Amenabar de "Tesis". No es que la película sea mala, tampoco es que sea una obra maestra. Sino que para tanta parafernalia aliada con Telecinco (ciclón de telebasura, para algunos, de usar y no tirar) y tanto dinero en las butxacas de los productores y fuera en manos de quien no corresponde, la pelicula es una tibia manifestación de un querer y no poder, de la triste realidad que surge cuando a un director de cine le da por creer ser Dios (y no por su poder) sino por intentar estar en todas partes. Además, qué delito saber sacar tan poco partido de Rachel Weisz, vamos, ninguna escena en la que se pueda lucir, ningun primer plano, ninguna frase para la posteridad, cuando su personaje lo valía.

Así que, muy bien por Jordi Costa que, aprovechando el filón de "Ágora", le ha quitado a este director parte de su popularidad en estos días. No todo iban a ser elogios. Ahora bien, me pregunto, porque sé que todo ese odio de Costa a Amenábar viene de dos encontronazos... ¿qué pasaría (realmente) en esos dos momentos gloriosos de choque intercultural?. Veo que voy a tener que comprarme el cómic (eso sí, si no supera los 7,40 euros que me gasté en la entrada de "Ágora", faltaría más).

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